lunes, 17 de octubre de 2011

Hacia los 100 de Vicens 2. Al Toro, Faroles

Ahora que absurdamente lo taurino en México se ha convertido en un debate alelado –en casi todos los medios de comunicación– sobre la civilidad y buen modo del salvajismo hispanomexica –mientras lo escribo me da la impresión de que articulo mejor una idea que se puede debatir–, a semejanza de lo sucedido en Cataluña, tengo que sacar una carta grande de la vida centenaria de la escritora que será visitada, ya se dijo, cada 15 días. Es una carta que deseaba sacar llegada la apertura de la temporada grande en la Plaza México, no obstante me doy cuenta de que esta nota cabe ahora más que bien contextualizada, aunque si me apresuran lo puedo comenzar a dudar. Un pretexto y seacabó es lo que buscaba.

Otra de las tareas eventuales –una era escribir obras maestras, ya está claro– de Josefina Vicens fue la crónica de toros. En dos revistas taurinas que todo ignoraban de la trágica caída del Eje, Sol y sombra (1943) y Torerías (1945), se presentaba puntual a desmembrar igual novilladas que grandes temporadas grandes (Silverio Pérez et al.) bajo un disfraz genial, llamado Pepe Faroles, un personaje del mundo de toros que intentaba poner en evidencia la “inspiración lúcida” que les da a muchos Pepes a las cinco de la tarde, los domingos en los tendidos de la Ciudad de México, un orgulloso torerista capaz de debatir con los empresarios y ganaderos desde su columna, odiosamente llamada “Farolazos”.

El farol es un pase estupidón, aunque si bien logrado deja ánimos de emoción en el respetable, pero queda como insoportable: capote sobre hombros, luego de pasado el toro y haber cruzado la propia cabeza en redondo con la tela. Casi no se ve, y ese era el jueguito placero de Vicens que partió plaza con este párrafo, que siento tiene resonancia, o puede tenerla, en estos días nefastos en que pareciera fácil, o definitivamente lo es, borrar la memoria de los espectadores:

Los que amamos y respetamos la fiesta de toros, por lo que tiene de tragedia y de arte; los que amamos y respetamos el periodismo, por lo que tiene de apostolado y de servicio a la colectividad, suponemos que la conjunción de periodismo honrado y de afición taurina sincera, puede dar magníficos resultados[] Cuando con esa creencia se empieza a escribir de toros, el propósito es firme: decir siempre, en cualquier circunstancia, la verdad, sostener el criterio propio, mientras no se demuestre que es erróneo[]

En nuestros días, y aunque no es extraño ver a mujeres que saben disfrutar de lo divino tanto en el tendido de sol como en el mundo de afuera –ay, mi mundo–, es rarísimo leer el devaneo de una mujer taurina en cualquier medio de comunicación. Antes, en los viejos días artísticos y hitlerianos, calculo que era casi un pecado. Todavía ni ciudadanas eran (para aprovechar el viajecito efemeridional del tan subido y bajado voto femenil, como si el mascunil de algo valiera) y ya Vicens travestida escribía “olés” desde el primer tendido de sol, a un lado de la puerta de los sustos, cigarrito en mano, ¿así o más incorregible incorrecta?

Viva Vicens. Viva Faroles hacia los 100 de Vicens, carajo.

(Imagen invitada: la venida de un toro por la manga, en la visita de Javier Costillares a un herradero: http://torear.blogspot.com/2007/11/mas-fotos-de-un-herradero.html, por si se les antoja)

3 comentarios:

  1. Otra idea, quizá más clara, del farol:
    "El farol es una variantes de la verónica, realizada como remate de la verónica. Guerrita nos explica esta suerte de la siguiente manera:
    ´Se ejecuta en su primera parte como la de la verónica , pero en el momento de sacar el capote de la cara del toro se hace un movimiento como si se fuera a colocar sobre los hombros, dando con él una vuelta en derredor de la cabeza del diestro, y volviendo a su primitiva posición si ha de repetirla, o dejando sobre los hombros si quiere terminar la suerte galleando´.
    Esta suerte se le atribuye a Don Manuel Domínguez , que en Madrid el 13 de mayo de 1855 toreó triunfando con este nuevo lance."
    (http://www.elartetaurino.com/suertes%20de%20capa.html)

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  2. Y ahora tú, con un cigarro en la mano, mientras gritas "óles", te aventuras a escribir estas palabras en un mundo de playeras con leyendas que dicen "toros sí, toreros no". Me gusta tu valiente opinión.

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